La dama, también conocida como la reina, es la pieza de mayor valor del ajedrez,
generalmente su valor está entre los 9 o 10 puntos aproximadamente, dicho valor representa la
capacidad de movimiento que tiene la
dama
y el número de piezas rivales en el tablero. Se considera una pieza fuerte, es la pieza de mayor
versatilidad en el tablero, siendo la pieza favorita de los jugadores novatos. En los países de
habla hispana, la reina está representada con la letra D para los efectos de las anotaciones
de los juegos de ajedrez en las competiciones.
En el juego antecesor del ajedrez, chaturanga, no se usaba la reina como la
conocemos en la actualidad, en lugar de la dama estaba el firzan, que representaba a un
visir consejero real. En la Edad Media la dama fue sustituyendo al firzan a medida que se iba
fortaleciendo el juego, solo en apariencia y nombre, ya que los movimientos permanecieron iguales y
ya a finales del siglo XII, la dama ya era reconocida como tal a lo largo del continente
europeo.
El movimiento de la dama es muy variado, esta se puede mover por todo el tablero
en forma vertical, horizontal, diagonal, hacia adelante o en retroceso, toma los movimientos
de la
torre y del
alfil
al mismo tiempo, pero no puede saltar piezas ni propias ni del contrincante. La reina captura una
pieza rival ocupando su casilla. Por su peso o su valor, la
reina
generalmente se intercambia por la reina del contrario y así mantener en equilibrio el juego, ya
que si un jugador pierde una dama estará en desventaja muy grande con respecto al jugador que
todavía la posea.
Normalmente no se usa la dama en la etapa de la
apertura del ajedrez,
ni en el intermedio del juego, ya que se corre el riesgo de estar más propensa a ser capturada.
Pero en la fase final del medio juego y en la etapa final del mismo, la reina llega a ser una pieza
de mucha utilidad para lograr un desenlace favorable de la partida. A medida que el rival va
perdiendo piezas la dama se vuelve más fuerte, pero a medida que el juego se acerca a su final y el
tablero se va quedando vacío dos torres toman mayor valor que la dama al igual que tres piezas
menores, como dos alfiles y un caballo.
Los jugadores novatos incurren en sacar la dama en la fase de apertura o durante
los primeros movimientos, esto con la esperanza de conseguir jaque mate de forma rápida, como es el
caso de jaque al pastor. Esto no es favorable con
ajedrecistas
experimentados, ya que al desarrollar rápido la dama podría ser capturada con facilidad, o por su
gran valor la atacarían convirtiéndose en una debilidad, ya que por proteger a nuestra reina nos
obligarían a retroceder de tal forma que perderíamos tiempo y movimientos.
En la historia de los campeonatos mundiales de ajedrez, hay muchos registros en
donde jugadores han sacrificado su dama para ganar la partida, el campeonato más representativo de
esto fue en 1956, cuando Bobby Fischer, con tan solo 13 años de edad, jugando con las piezas
negras, ante Donald Byrne, sacrifico su reina de forma pasiva en el movimiento 17, llenando de
sorpresa a todos los espectadores, al final gano el juego con jaque mate en donde involucro una
torre, un caballo y sus dos alfiles. Esto ocurrió en un torneo celebrado en Nueva York y a este
encuentro se le considera como «La partida del siglo». |